No lo entiendo. ¿Cómo puede ser que una persona que apenas conoces llegue a ser tan imprescindible? Que aguantes las locuras de cada día únicamente con la esperanza de poder hablar, y que te cuente cosas, aunque solo sean meras tonterías…
Por eso te pido permiso, desde este encierro. Déjame que te abrace, déjame que te mire a los ojos y pueda buscar en ellos la respuesta a mis preguntas, déjame sentir tu corazón latir, déjame esconderme en ti, en tus brazos, para que nadie me encuentre… aunque sea sólo en mi imaginación.
Déjame que me pierda en el tiempo cuando leo tus palabras.
Déjame vivir en mi locura, puesto que a nadie le hago daño, solo a mí…¿Me dejas?
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