No me echarás de menos a mí, echarás
de menos la certeza de saber que hay “alguien” (o, para el caso, algo…) siempre
pendiente de ti, de cómo estás, de cómo te sientes, de tus preocupaciones, tus
penas… Extrañarás tener a alguien que te respaldará y apoyará en todo, que haya
alguien que sabes que pospone todo cuando tú necesitas o te apetece hablar…
Pero no soy una foto y unas letras de ánimo. Soy una persona humana (a pesar de
que diga que soy un orco), y tengo mis sentimientos. Si me echases de menos a
mí, a La Infame real, la que conociste en persona, me habrías llamado, te preocuparías
por cómo me van las cosas, en qué trabajo, como estoy de ánimo… Y hubieses
venido ya.
Pero me he dado cuenta, o, mejor
dicho, he decidido aceptar de una vez el dolor que me supone hacer consciente lo que mi subconsciente ya sabía
desde el 7 de enero de 2012. Soy lo último en tu lista, no necesitas mi “presencia”
cuando todo va bien (me dan ganas de decir que ni siquiera estoy en tu lista,
pero tampoco quiero mentir). No hay tiempo para mi, y no porque no lo tengas,
porque el que tiene interés encuentra ratos (como antes hacías…), simplemente
porque ya no te apetece.
Estoy segura de que, si te
aplicas como hiciste conmigo, como mucho en una semana, encontrarás a otra que
caiga a tus pies, como yo, y ocupe mi papel… eso sí, tan estúpida y patética
como yo no la hallarás… y que te ame más tampoco. Podrá ser que encuentres a
alguien que te ame de forma más eficaz, de forma distinta, sí… pero que te ame más de lo que yo te amo, no
(exceptuando tus padres… pero para este caso no cuentan)
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