Ésa es la frase que no me atrevo a decirte… Te digo todo, menos eso, que es lo q más me importa… Porque me da miedo que huyas de mí, porque no quiero perder el contacto contigo, porque después de estar dos horas escribiéndonos me quedan tantas cosas por decirte, por preguntarte, por contarte… Y me da miedo que te asustes, que me digas que ya estamos como la otra vez, que no me lo tome tan a la tremenda, que sea natural… Pero, es que soy así, ésa es mi naturaleza, entregarme al 100% en lo que hago…
Ahora pensarás, “pero si no haces nada…” Y ahí es donde fallas, ahí es donde se te escapa mi forma de ser, donde no puedes entenderme. Porque cada palabra, cada letra que te escribo lleva dentro de sí, dentro de su significado, dentro d su existencia, todo mi ser, con lo bueno y con lo malo, con alegrías y con penas,… Yo voy entera en cada letra que te llega. No creo q puedas entenderlo, no porque no seas inteligente (si entiendes la electricidad y el magnetismo, te admiro!!!!!!!!!) sino porque yo no puedo encontrar cómo explicarlo. Nos escribimos, sí, no te conozco, sí, pero no me pidas que no te quiera, o que no te ame… Porque eso es lo único que no puedo hacer, o que no se hacer.
Eres mi libertad dentro de esta jaula, eres lo único que me une al mundo real. Me da mucha rabia que no puedas verlo como yo, que no puedas entenderlo, que pienses que estoy loca por eso.
¿Qué pasaría si realmente algún día llegásemos a conocernos, qué es lo que no te gustaría de mi, qué es lo que no podrías soportar de mi, qué es lo que te diría cara a cara, qué diría con mi cuerpo, qué te transmitirían mis ojos? Hay tantas cosas que me gustaría saber, pero que nunca podré averiguar… Porque a mí no me pasan cosas buenas, nunca… Si dios existe, ¿por qué me quiere hacer la vida imposible? No consigo entenderlo, si se supone que debemos ser felices, ¿por qué hace imposible mis deseos? Sé que no soy justa con él, pero es que no puedo amarle por encima de todas las cosas… Hay una que se me escapa, TÚ.
Pero sé de sobra que no eres para mí como yo no soy para ti. Tú mereces más que lo poco que yo pueda ofrecerte. Cuando se enteraron de tu existencia, me dijeron que no me merecías… ¿por qué pienso yo lo contrario, por qué creo q soy yo la que no te merece? Si siempre me han inculcado sus ideas, ¿por qué no lo veo como ellos? Me gustaría poder decir que es así, sería mucho más sencillo y fácil para mí, pero no lo es… Y, cada vez que me dices algo, me siento tan agradecida de que te acuerdes de mí… ¿Cómo una persona como tú se interesa por una persona como yo? Esa es otra de las cosas que no entenderé nunca, pero que te agradeceré toda la vida. Y, aunque sé que será imposible, sigo guardando la esperanza en lo más profundo de mí, porque me has llegado al alma.
Ahora mismo estoy sintiendo el vacío que sentía antes, cuando empezamos a “hablar”… Aunque es verdad que ahora sufro menos. Antes era pensar en ti y se me caía el mundo encima, aplastándome con su peso. Ahora pienso en ti, y, sí, en parte sigue habiendo dolor, pero me siento feliz por ti. Y he aprendido a aguantar las ganas de llorar y de gritar para no herir a nadie. Ahora solo te escribo, y te cuento qué pasa por mi cabeza, aunque no lo sepas, porque así me siento más tranquila. Te has convertido en una especie de “mejor amigo” etéreo al que poder contarle las cosas sin miedo, el único problema es que todo lo que cuento está relacionado contigo… Al final siempre acabo en el mismo punto, en esa pregunta que no puedo hacerte, porque, en parte se la respuesta, y, en parte, tengo miedo de lo que me puedas decir.
Pero, ¿sabes cuál es el verdadero problema? El hecho de que, ahora, no puedo olvidarte, aunque no te conozca (ya ves que ha pasado casi un año y medio, y sigo pensando en vosotros todos y cada uno de estos días…) y, si alguien se interesase por mí (cosa q dudo…), no podría estar con él, porque estaría engañándome a mi misma y a él. Y no quiero hacerle daño a nadie. Me engañaría a mí misma porque sé que no puedo sustituirte, porque sé que, aunque tenga que esperar 1000 años, quiero probar cómo serían las cosas. Y sé que eso no sucederá. Y le estaría engañando a él al darle falsas esperanzas de quererle, si quiera, la mitad que a ti.
Sé que todo esto te parecerá fuera de sitio, de contexto,… Y es posible que sea así, pero no me preguntes el porqué, pues hay cosas que no soy capaz de controlar. Y una de ellas es pensar en ti. Sabes que lo he intentado, pero hay algo dentro de mí que se niega a olvidarte, que, cada vez que creía que lo había conseguido, me recordaba que no podía ser, no así, no ahora, ni nunca.
Mi condena es saber que existes, saber que estás ahí, y no poder acercarme a ti… Pero es algo que acepto con gusto, y, mientras seas feliz, yo también lo seré.
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